Traducción de algunos vocablos del lucumí.

  • Ile oku. Casas de los muertos, el cementerio.
  • To iban echu. Confirmar lo acabado de decir.
  • Omo Kolabba. Un sabio, un juez de la religión previamente preparado en todo lo que a esta concierne
  • Oluwo. Personaje consagrado en ocha primero, y en Orunmila despues.
  • Olosha. Consagrado en Osha.
  • Oni. Prefijo que denota posesion.
  • Aina. Candela o llama de esta.
  • Caindde. Sobre cualquiera.
  • Olori. Cabeza grande de accion, de bullicios.
  • Itawo. Camino de mayores.
  • Oronia. Gira la gente.
  • Melli. Doble.
  • Aggana okun. Lo profundo de la vida que se desconoce.
  • Akaro u Okoro. Uno de los espiritus que se manifiesta en Aggana okun; representa la muerte.
  • Somuggagga. Otro de los espiritus que tambien se manifiesta en Aggana okun, pero esta nos da la vida, porque nos cria.
  • Ara onu. El otro mundo.
  • Iyalocha. Madre de santo.
  • Babalocha. Padre de santo.
  • Babalawo. Consagrado en Orunmila.
  • Iku. Muerte.
  • Oro. Accionar, mover, girar.
  • Oddun. La letra por la cual se sabe el signo o designio de la persona.
  • Aye. Caracoles.
  • Diloggun. Caracoles de registro.
  • Ebbo. Hacer lo que se hace.
  • Ota. Piedra.
  • Ewes. Hierbas.
  • Omiero. El jugo de la planta ligado con agua y otros condimentos.
  • Iworo. Santero.
  • Iyawo. Recien consagrado.
  • Ittu. Refrescar lo caliente.
  • Alosi. El diablo.
  • Umbo. Venir.
  • Leri. Cabeza.
  • Onia. Gente.
  • Arabba. Ceiba.
  • Osogbo. Es cuando un oddun o letra, no viene hablando bien.
  • Ire. Es cuando el oddun o letra viene hablando bien.
  • Ano. Enfermedad.
  • Eyo. Tragedia, problema, dificultades, en fin, todo lo malo, hasta la muerte.
  • Ofo. Perdida de cosa o persona, cualquier cosa que se presente de pronto con fatales consecuencias.
  • Akobba. Cualquier cosa mala que sin esperarlo usted, se presente en cualquier momento.
  • Fitivo. Cualquier noticia inesperada.
  • Tilla tilla. Discusiones a menudo.
  • Ona. Cuero que se recibe, o sea, distintos trastornos en la vida.
  • Acheggun ota lleye. Vencedor, enemigo invencible.
  • Ita. Es un camino.
  • Feicita. Secretaria o secretario.
  • Oddi. Sol, agua y tierra.
  • Olu. Jefe de persona o cosa.

Prólogo

El hacer el prologo de un libro, no es cosa fácil, es decir, es en si un trabajo acucioso, producto del examen de todas las ideas y conceptos plasmados por el autor en el cuerpo del mismo, a fin de esbozar a los lectores, la finalidad que ha perseguido su generador para darlo a conocer a la opinión publica y también el prologuista tiene a su cargo, el formular su concepto personal sobre la obra, haciendo resaltar su finalidad educativa e instructiva, así como, su valor literario, sin perder de vista el señalamiento de los pequeños errores de que pudiera adolecer la obra encomendada.

Así pues, he de limitarme no solo al contenido de la obra, sino a los beneficios que pudiera reportar en el futuro, a los lectores que poseen un escaso conocimiento de la mitología africana, que ha sido objeto de una despiadada critica, sobre todo, por aquellos comentaristas y escritores especializados en el campo de la sociología que recelosos y hambrientos de conocer la mística o mitología africana, se han alimentado de las versiones o comentarios hechos por personas que se jactan de conocer los verdaderos misterios de la ciencia afro-cubana, y estos a su vez, plasman estas ideas en sus libros, en la creencia de que han tenido la suerte de revelar a la opinión publica los secretos de la religión lucumí, cuando lo cierto es que esa fuente de adquisición es enteramente falsa y carente de veracidad. Decimos esto, por la razón de que los comentaristas modernos no conocen, ni pueden conocer a fondo los secretos de la mitología africana, ya que los esclavos africanos que trajeron a Cuba, las diversas mitologías feudalistas africanas, jamás revelaron sus secretos, que según comentarios de las ultimas reservas sucesorias que aun quedan como reliquias de la raza lucumí, aseguran, que sus antecesores se ocultaban de sus hijos al verificar sus ritos religiosos.

No dudo que existan algunos intrusistas y fariseos que hayan pretendido descubrir por la vía persuasiva la evolución y desarrollo de esos ritos religiosos, pero, si aseguro, que aun así no han podido conocer el fondo básico y esencial de las ceremonias lucumíes. Tampoco dudo que hayan podido descubrir algunos puntos reales de las referidas ceremonias, pero, podemos asegurar, que no pueden dar una explicación básica del fundamento de una ceremonia, es decir, cual es su razón de ser y su finalidad.

Los comentaristas y escritores modernos, persiguen en su intento no solamente un fin especulativo, sino, realzar su reputación literaria importándole muy poco, el perjuicio que pudiera redundar a los que por su santidad o credo, se encuentran afanados en perpetuar su secreto y sus misterios a través de la historia del mundo, tales como así lo hacen los masones y otras entidades religiosas. La revelación del culto de una religión, es una profanación y una traición a los sagrados principios religiosos.

Un verdadero masón tiene un juramento que impone la voluntad de dejarse cortar el cuello antes de revelar los misterios de la masonería, pues, así eran los antepasados Lucumíes; morían y se llevaban consigo el secreto de sus conocimientos religiosos. De igual modo lo verificaban los indios, pues, jamás he tenido ante mi vista un ejemplar u obra, que haya revelado los secretos de esta raza casi extinguida.

Por otra parte, los escritores que como el suscribiente, conocen muy a fondo los misterios de la religión lucumí, no son capaces de revelar públicamente la esencia mitológica de dicha religión, que a mi juicio es la más humana y la más adaptable a la religión cristiana en su finalidad.

Pues los conceptos erróneos adquiridos del populacho o de los libros editados por escritores oportunistas, le han causado un grave perjuicio en la opinión publica, que huyen de ella estimándola como una religión repugnante y propia de gente de baja cultura social. Ahora yo pregunto: ¿Que conocimientos podrán tener los escritores modernos, si estos no son "santeros, ni practican esta religión?, y que ideas podrán sugerir a la opinión publica, si la fuente de conocimientos de que se han valido estos escritores, son los comentarios de personas que tampoco son santeras, ni practican esta religión? Tal como aparece en la obra recientemente publicada titulada "El monte", que en primer termino dicha obra es la compilación de ceremonias de la religión ganga, lucumí, conga y arara, mixtificando el lenguaje africano, como si fuera un lenguaje "único", cuando lo cierto es que África fue cuna de una civilización "feudal", donde existieron tribus de tipo feudal, y donde cada tribu tenia un lenguaje típico propio, diferente al lenguaje de las demás tribus.

Al producirse en el siglo XVI el comercio negrero, conocido en los anales de la historia, por la "trata" emigraron a cuba esclavos africanos de distintas regiones de este vasto continente, que en forma de rehenes eran trasladados a la América, como una mercancía sujeta al engranaje de la compraventa mercantil.

Como es posible, que si esos esclavos tenían un lenguaje propio regional, una costumbre propia y una religión que estaba acorde con la deidad religiosa que adoraban, como es posible, repito, que ahora se pretenda mistificar los vocablos, fusionándolos en un lenguaje único? ¡No saben esos comentaristas, que cada tribu adoraba una deidad o patrón religioso! Por ejemplo, en la tierra de "tacua" se adoraba a Santa Bárbara, conocida allí y aquí, por Shangó, el rey del rayo y el trueno; y que en la tierra de la religión Arará se adoraba a San Lázaro, conocido en la religión lucumí, por Babalu ayé o el rey de la salud y de la enfermedad. Yo he visto un tratado o libro donde el autor confunde el lenguaje lucumí con el lenguaje arara y el bricaño, que también es de origen africano,

Observándose en dicha obra que existe un verdadero desconocimiento de las diferencias lingüísticas de los esclavos africanos, que en honor a la verdad, muchos esclavos no se entendían. Lo mismo ocurría en la América con los indios, que según Nicolás Estevanez, notable historiador, decía que existía entre los indios más de doscientos dialectos. En definitiva, la obra titulada "El Monte" es una joya literaria, pero en lo que respecta a la revelación de los secretos de la religión lucumí, están mistificadas, tanto las ceremonias, como el lenguaje aplicado. En cuanto a la obra del amigo Nicolás Angarica, titulada "Manual del Orihate", es una obra magnifica, con mas copiosos detalles que su obra anterior, ya que en la misma, tuvo el cuidado de salvar los errores de escritura contenidos en su obra titulada "el lucumí al alcance de todos", pues ha llegado a sus manos un diccionario y una Biblia traducida en lenguaje yoruba, a fin de que los lectores puedan conocer su legitima y verdadera escritura y su correcta pronunciación.

Por otra parte, el autor da a conocer en una forma extractada la historia de los santos o deidades de origen lucumí, que hoy en día se practica y adora en cuba. También expone los deberes que tienen los iworos o santeros con sus ahijados y estos para con aquellos. La obra es una ampliación de la anterior, ya que también ha extendido los oddun, a fin de que los Orihate, puedan extender sus conversaciones o registros. Por otra parte, revela la relación que existe entre los astros y los seres vivientes. El autor, por otra parte, da una extensa explicación de la historia de los oddun, en forma de moraleja, a fin de que puedan verificar su razonamiento del camino que tiene que seguir de acuerdo con el oddun que irradia al consultante. Así pues, más que un manual, es para el Orihate, un foco luminoso de orientación, de conocimientos y de sabiduría.

La lengua lucumí es única y exclusiva, que procede de una civilización muy poderosa del África donde radican los yorubas y no puede mistificarse ni confundirse con otras lenguas africanas. Sepan los lectores y escritores modernos, que en la región de los yorubas ha adquirido el grado de lengua nacional, pues en esta tierra, se hablan dos lenguas esenciales, o sea, la yoruba y la Oyó, con sus reglas gramaticales definidas, siendo estas, el producto de la fusión de todos los dialectos lucumíes. Oyó y yoruba, que desconocen los comentaristas modernos y que están insertados en este valioso manual, del que me digno ser su prologuista y su ilimitado propagandista.

Dr. José Roque de la Nuez (efun yomi).

La Habana, 3 de agosto de 1955